En estos tiempos de cambio político y social, algunas figuras públicas no dudan en expresar sus opiniones de manera contundente y sin pelos en la lengua. Un ejemplo claro de esto es Alejandro Fantino, quien recientemente se despachó contra Miguel Ángel Pichetto y el Congreso en un encendido discurso. Vamos a desmenuzar este episodio con humor, como si estuviéramos en un bar comentando las noticias del día.
La sinceridad de Fantino habla por sí misma.
Alejandro Fantino no se anduvo con chiquitas y le dedicó unas cuantas perlas a Pichetto y a los miembros del Congreso. «Chúpenme un huevo», arrancó Fantino, calentando motores. No dejó títere con cabeza, sugiriendo que los políticos creen que tienen «sangre azul» y viven en un mundo aparte.
¡Pero espera! ¿Sangre azul? La última vez que chequeé, los políticos también sangran rojo, se enferman y tienen los mismos problemas que cualquiera de nosotros. Claro, excepto cuando se trata de beneficios especiales, ahí parece que la cosa cambia.
La política a vapor.
Fantino compara la política de Pichetto con un auto a vapor. ¿Te imaginas? Mientras nosotros estamos hablando de coches eléctricos y energías renovables, algunos todavía están con la caldera y el carbón. Según Fantino, la visión de Pichetto sobre la política es arcaica y desfasada. A estas alturas, esto no es una simple tardanza de 20 años, sino de 50, 60 o hasta 70 años.
Vamos a poner esto en contexto. Es como si tu abuelo, en una sobremesa familiar, defendiera la superioridad del gramófono sobre Spotify. «No, abuelo, la tecnología ha avanzado un poquito desde entonces.»
La vieja política.
Para Fantino, la «vieja política» no es solo una cuestión de edad, sino de mentalidad. Pichetto representa esa vieja guardia que cree que un presidente no puede, ni debe, trabajar en una fábrica después de su mandato. Fantino lo describe como una especie de arqueología política, un fósil viviente que todavía defiende privilegios como si fueran derechos divinos.
Vamos, hombre, si ya hasta los Reyes Magos se actualizan cada año, ¿por qué no pueden hacerlo los políticos?
La comparación con un ábaco.
La joya de la corona viene cuando Fantino compara a Pichetto con un ábaco babilónico en tiempos de computadoras cuánticas. Imagínate el contraste: mientras la tecnología avanza a pasos agigantados, algunos políticos se quedan atascados en la prehistoria.
«No te ataco, Pichetto,» dice Fantino, «pero eres como un ábaco babilónico en una era digital.» Es una observación contundente, pero con un toque de humor que nos hace reflexionar sobre lo desfasada que puede estar la política en comparación con el resto del mundo.
El impacto de Milei.
Fantino no se queda ahí y subraya el impacto de Javier Milei en la política argentina. Para él, Milei ha revolucionado el panorama político, dejando claro que la vieja política ya no tiene cabida. «Le vaya bien o le vaya mal, Milei ya se los ha cargado,» dice Fantino, con la contundencia de un martillo pilón.
Incluso si Milei no logra la reelección en 2027, Fantino cree que la política nunca volverá a ser la misma. La transformación ya está en marcha, y la vieja guardia tendrá que adaptarse o desaparecer. «Esta política está muerta,» sentencia Fantino, y lo dice como quien anuncia el final de una era.
Las elecciones de 2025.
Fantino también mira hacia el futuro y predice que las elecciones de 2025 no se decidirán solo por el bolsillo de los votantes. Según él, la política ha cambiado tanto que los discursos vacíos y los privilegios no tendrán lugar en el nuevo escenario.
«El conductor de Neura,» como se autodenomina, señala que la defensa de las jubilaciones de privilegio y el menosprecio a los trabajadores fabriles no serán bien recibidos en las urnas. «Estos dinosaurios huelen a naftalina,» dice, y augura que serán exiliados de la política.
La motosierra de Milei.
Por si fuera poco, Fantino recuerda que Milei ha advertido que cualquier medida que rompa con el equilibrio fiscal será vetada. «La motosierra de Milei,» como la llama, seguirá cortando partidas públicas y eliminando curros de la casta política.
«No dará el brazo a torcer,» asegura Fantino, y pinta un futuro en el que los políticos tendrán que adaptarse a nuevas reglas o enfrentarse a las consecuencias.
Conclusión.
En resumen, el encendido discurso de Alejandro Fantino es una llamada de atención para la clase política argentina. Con su estilo directo y su humor mordaz, Fantino pone de manifiesto las contradicciones y arcaísmos de una política que necesita urgentemente una actualización.
«Chúpenme un huevo,» es solo el comienzo. Fantino nos invita a reflexionar sobre el estado de la política y a cuestionar los privilegios que algunos todavía defienden. La política, como cualquier otro aspecto de la vida, debe evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos. Y como dice Fantino, la era del ábaco babilónico ha quedado atrás.
Este artículo nos deja claro que la política debe ser para todos y que la vieja guardia tendrá que ponerse las pilas si quiere seguir siendo relevante. Con un toque de humor y una buena dosis de crítica, Fantino nos muestra que el cambio es posible y necesario.
«La política a vapor ya no tiene lugar en la era digital.»
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