NADA POR LO QUE PEDIR PERDÓN
Por el conocido politólogo argentino, Marcelo Gullo
En los últimos años, ha crecido un interés renovado por reinterpretar el papel histórico de España en América, especialmente frente a lo que se ha llamado la «leyenda negra». El documental y la obra de Marcelo Gullo «Nada por lo que pedir perdón«, en conjunto con las intervenciones de Santiago Armesilla, han desafiado de manera frontal las versiones que caricaturizan al Imperio Español como una tiranía despiadada que explotó, diezmó y esclavizó a las poblaciones nativas de América. En este artículo, analizamos y contextualizamos las ideas discutidas en una conversación entre ambos autores, que gira en torno a su defensa del legado español y el rechazo a la narrativa dominante que demoniza el pasado colonial.
El contexto histórico del Imperio Español en América
Antes de adentrarnos en las argumentaciones de Gullo y Armesilla, es crucial comprender el contexto en el que se sitúan sus opiniones. La leyenda negra es un término acuñado por intelectuales que hace referencia a una visión parcial y negativa del Imperio Español, promovida principalmente por sus rivales históricos, especialmente Inglaterra, Holanda y Francia. Esta visión resalta los abusos y crímenes cometidos por España durante la colonización de América, omitiendo los logros y la comparación con otras potencias coloniales, cuyos actos fueron igualmente, si no más, brutales.
Motolinía y la defensa de España
Uno de los personajes clave que los autores mencionan para defender la obra de España en América es el fraile Toribio de Benavente, más conocido como Motolinía. Este franciscano fue uno de los «Doce Apóstoles» enviados a evangelizar el Nuevo Mundo y es célebre por su crónica de la conquista de México. Motolinía no solo ofreció una visión directa del proceso de colonización, sino que también defendió las acciones de los conquistadores españoles en comparación con otros pueblos nativos, como los mexicas (aztecas), quienes practicaban sacrificios humanos.
Su obra «Historia de los indios de la Nueva España» es un testimonio clave que documenta los primeros años de contacto entre los españoles y los pueblos indígenas. Motolinía subrayó que, aunque había abusos por parte de algunos colonizadores, el esfuerzo civilizador de España trajo consigo enormes beneficios, desde la evangelización hasta la creación de instituciones educativas y sanitarias. En sus escritos, rechazó las acusaciones de crueldad indiscriminada hacia los indígenas y defendió la visión de que la labor de los españoles fue, en su mayoría, humanitaria y redentora.
La leyenda negra: un relato manipulado
Marcelo Gullo, en su libro Nada por lo que pedir perdón, defiende la tesis de que la leyenda negra fue una creación estratégica de las potencias rivales de España para minar su influencia global. Gullo argumenta que España, aunque cometió errores en América, llevó a cabo una labor civilizadora que no tiene parangón en la historia. Según su postura, lo que se suele olvidar o minimizar en la narrativa es que antes de la llegada de los españoles, muchas de las sociedades precolombinas, como el Imperio Azteca, eran regímenes opresores que practicaban la antropofagia y el sacrificio humano masivo.
El mito de la tiranía azteca
Uno de los ejemplos más controvertidos que Gullo y Armesilla traen a colación es el de los aztecas. En su intervención, mencionan cifras escalofriantes: 16.000 zapotecas sacrificados en solo 14 días, según los cronistas. Estas prácticas rituales formaban parte del ciclo de poder azteca y su política de terror, que sometía a otros pueblos mesoamericanos. Según los autores, los pueblos sometidos por los aztecas vieron en Hernán Cortés no solo un conquistador, sino una posibilidad de liberación. Esto explica, dicen, el apoyo masivo que recibió Cortés de pueblos como los tlaxcaltecas y totonacas, quienes se unieron a él para derrotar a los aztecas.
Gullo argumenta que en esta narrativa, lejos de ser una invasión sangrienta perpetrada por un puñado de españoles, fue un proceso en el que los pueblos oprimidos por los aztecas se levantaron y, en colaboración con los españoles, pusieron fin a un régimen despótico.
El legado español en América: educación, urbanismo y mestizaje
El Imperio Español no solo derrotó a los aztecas, sino que también implantó un sistema de valores que promovió el mestizaje y la creación de una nueva identidad hispanoamericana. Según Gullo, España no consideró América como una mera colonia de explotación, sino como una extensión de sí misma. Este enfoque se refleja en el hecho de que, mientras las potencias anglosajonas y holandesas prácticamente exterminaron a las poblaciones nativas en sus colonias, en el Imperio Español surgió una nueva clase mestiza que llegó a ser la dominante en muchos territorios.
Gullo y Armesilla insisten en que es necesario reconocer los logros del Imperio Español. Por ejemplo, mencionan cómo ciudades como Ciudad de México y Lima se convirtieron en centros culturales y económicos que rivalizaban con las grandes ciudades europeas. Se crearon universidades, hospitales y se introdujo un sistema legal que protegía, al menos en teoría, los derechos de los indígenas. Humboldt, uno de los mayores críticos de España, reconocía que México era una de las ciudades más avanzadas del mundo durante la época colonial, un hecho que contradice la idea de que España solo se dedicaba a explotar a sus colonias.
El mito del genocidio y el saqueo
Uno de los aspectos más candentes del discurso de Gullo y Armesilla es su rechazo a la idea de que España perpetró un genocidio en América. Ambos autores refutan las cifras infladas que se manejan en algunos círculos, como los 60 millones de muertos que mencionan algunos indigenistas. Gullo cita estudios serios, como el del antropólogo Rosenblatt, que demuestran que la población americana no era tan grande como se ha afirmado, y que, aunque hubo mortandad por enfermedades europeas, estas eran inevitables dada la falta de inmunidad de los nativos. No fue un genocidio planeado, sino una consecuencia trágica de la globalización de la época.
En cuanto al saqueo de oro y plata, Gullo expone que si bien España extrajo recursos de América, lo hizo en menor medida de lo que se suele afirmar. Gran parte de la riqueza se quedó en América, y España invirtió en infraestructuras, hospitales y universidades. Además, el oro y la plata que llegaron a Europa pronto salieron del país para financiar guerras y alianzas internacionales, dejando a España sin los beneficios duraderos que otras potencias coloniales obtuvieron de sus colonias.
La leyenda negra hoy: el adoctrinamiento contemporáneo
Finalmente, Gullo y Armesilla alertan sobre cómo la leyenda negra sigue viva en los sistemas educativos de España y América Latina. En lugar de transmitir una visión equilibrada del pasado, el sistema educativo promueve una imagen negativa de la colonización española, lo que, según Gullo, fomenta un autoodio en los países hispanohablantes. Este fenómeno no es casual, afirman los autores, sino que es el resultado de una hegemonía cultural impuesta por élites internacionales que buscan debilitar la identidad hispanoamericana.
En este contexto, Gullo y Armesilla llaman a un despertar hispanoamericano. Invitan a los pueblos de América y España a reconciliarse con su historia y a rechazar las narrativas manipuladas que buscan dividirlos. Para ellos, la clave está en reconocer los errores, pero también en celebrar los logros del pasado.
Conclusión
El debate sobre el legado de España en América es, sin duda, complejo y polémico. Sin embargo, como bien exponen Marcelo Gullo y Santiago Armesilla, es necesario cuestionar las versiones simplistas que demonizan al Imperio Español sin contexto ni matices. Si bien no se puede negar que hubo abusos, es igual de cierto que la obra civilizadora de España dejó un legado que sigue vivo en la cultura, la religión y las estructuras sociales de América Latina. La historia no debe ser usada como arma ideológica, sino como una herramienta para entendernos mejor a nosotros mismos.
El documental y los libros de Gullo nos recuerdan que, a veces, la verdad histórica es mucho más compleja que las narrativas fáciles. Y aunque hoy más que nunca parezca tentador pedir perdón por el pasado, quizás sea momento de recordar, como dice el título del libro, que no hay nada por lo que pedir perdón.
RESUMEN Y VIDEO
El libro Nada por lo que pedir perdón de Marcelo Gullo es un golpe directo a la hipocresía histórica que alimenta la «leyenda negra» contra España. ¿Por qué seguimos permitiendo que las élites internacionales impongan una narrativa manipulada sobre la colonización de América? Mientras que otras potencias saqueaban sin piedad, España construía universidades, hospitales y ciudades que, según Humboldt, superaban a muchas europeas. Es indignante que aún se tergiverse esta realidad.
El fraile Toribio de Benavente «Motolinía» defendió con fuerza el esfuerzo civilizador de los españoles en México. ¿Qué respuesta se da a la contribución de España para acabar con los sacrificios humanos de los aztecas? 16.000 zapotecas fueron asesinados en 14 días por los aztecas, pero hoy se quiere demonizar a los conquistadores que detuvieron esta barbarie.
Gullo denuncia que la leyenda negra fue promovida por Inglaterra y otras potencias que intentaban esconder sus propios crímenes bajo la alfombra. La historia del imperio azteca, donde la antropofagia era práctica común, demuestra la urgencia de una intervención española. ¿Quién puede defender que los aztecas no eran opresores brutales?
El mestizaje fue una de las grandes obras del Imperio Español. Mientras las colonias inglesas y holandesas masacraban a los nativos, España promovía el mestizaje, creando una nueva identidad en América. Es inadmisible que esta realidad se siga ignorando en los libros de texto, mientras se fomenta un autoodio colectivo hacia el legado hispano.
¿Dónde están los genocidios que tanto se mencionan? Los estudios serios, como los de Rosenblatt, refutan las absurdas cifras que algunos indigenistas promueven. La reducción de la población nativa se debió a enfermedades europeas inevitables, no a un genocidio premeditado. Pero claro, a las élites globalistas les interesa propagar mentiras que perpetúan el odio.
Gullo también pone en jaque la idea de que España saqueó América. ¿Dónde está el oro que supuestamente se robó? Mucho de lo extraído se quedó en América, y España utilizó lo que llegó a sus arcas para financiar guerras y alianzas, no para enriquecerse. Mientras tanto, las potencias rivales construían imperios basados en la explotación brutal y la esclavitud.
El sistema educativo actual, tanto en España como en América Latina, adoctrina a los jóvenes con una versión manipulada de la historia. Los españoles de hoy son criados para odiar su propio legado. ¿Cómo es posible que un país promueva el autoodio de manera tan descarada? Este sistema ha sido secuestrado por intereses ajenos, que no buscan la verdad sino la división.
La narrativa de la «leyenda negra» sigue viva y controlando la opinión pública. Las ONG financiadas por Soros y otras élites globalistas se han encargado de reescribir la historia, pintando a España como el peor de los colonizadores, cuando la realidad muestra lo contrario. La hipocresía es evidente.
Las universidades y hospitales que España construyó en América Latina no tienen comparación con los de otras colonias. Mientras Francia, Inglaterra y Holanda dejaban un rastro de miseria, España creó infraestructuras que elevaban la calidad de vida de los indígenas. ¿Por qué se ignoran estos hechos?
La obra de Gullo nos recuerda que España no fue una potencia colonial típica. No se trataba de un saqueo masivo y brutal, sino de un esfuerzo por integrar a los pueblos americanos bajo un sistema legal y cultural que, aunque imperfecto, respetaba más a los indígenas que cualquier otro imperio colonial.
Este artículo es una llamada de atención a todos aquellos que siguen repitiendo la narrativa de la leyenda negra. La historia no es un juego de buenos y malos, y seguir demonizando a España mientras se perdona a Inglaterra o Francia es un acto de hipocresía imperdonable. España tiene un legado del que estar orgullosa.
Es hora de que tanto en América Latina como en España se reconozca la verdad histórica. Los logros del Imperio Español, desde el mestizaje hasta la creación de instituciones, no pueden ser simplemente borrados por la propaganda antiespañola. No hay nada por lo que pedir perdón.
NADA POR LO QUE PEDIR PERDÓN
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